Una
afirmación frecuente que nos transmiten las direcciones de compañías al
plantearles un cambio de espacio es:
"Bueno,
realmente ahora no vemos la necesidad de cambiar de oficina, tenemos suficiente
espacio y podemos hacer frente a los costes que nos genera."
Es un
argumento que sería rechazado si se tratara de cualquier otro elemento de la
compañía, sería tildado de poco productivo. Si al medir los resultados de una
cara maquinaria de una cadena de montaje el resultado fuera que no es un cuello
de botella y que se va amortizando seguramente rodarían cabezas. ¿Dónde se ha
quedado la mejora continua y la obtención del máximo rendimiento de todos los
equipos?.
Las
compañías dedican recursos y horas de consultoría para optimizar al máximo los
procesos y obtener el mayor rendimiento de todos los activos. Se localizan los
cuellos de botella, se eliminan, éstos se desplazan a otras estaciones, se
vuelven a eliminar, se invierte en tecnología, se reducen los inventarios a lo
imprescindible cuadrándolos con la producción y las ventas, en conclusión,
encaje de bolillos para funcionar como un reloj suizo, eficiencia en su estado
puro.
Llegamos al
espacio de trabajo, el cual, curiosamente es generalmente el SEGUNDO coste más
importante de la compañía y el análisis se limita a que lo podamos pagar y no
moleste, inaudito. Nos encontramos con espacios infrautilizados, resultado,
superficie excesiva que se paga, distribuciones ineficientes que afectan a la
productividad de la plantilla que generan cuellos de botella que somos
incapaces de resolver al no enfrentarnos a ellos de la forma adecuada,
instalaciones poco eficientes que desperdician una energía cada vez más cara.
Repitamos
la pregunta, ¿es necesario cambiar de oficina? Pues en la misma medida en que
cambiamos nuestros procesos, la distribución de los espacios ha de analizarse
continuamente para mejorar los resultados de productividad y coste, y si ello
implica cambiar de espacio de trabajo, adelante. Generalmente, cuando se produce
un cambio en los procesos de una compañía, es más que probable que sea
conveniente realizar cambios en la distribución de los espacio.
UN CAMBIO NO SÓLO HA DE PLANTEARSE POR COSTE O SUPERFICIE, SINO POR MEJORA, POR EFICIENCIA.