Es la pregunta del millón, en estos últimos años hemos sido testigos de una gran variedad de ideas más o menos innovadoras para racionalizar los costes y transformar los resultados del rojo al negro con la que ésta cayendo.
Tenemos de todo, los tradicionales, despidos, reducción de beneficios a los tan cuidados ejecutivos en los momentos de bonanza, eliminación de los cursos de formación, recorte en las tarjetas de empresa, en resumen, todo lo que en los tiempos de vacas gordas nos parece imprescindible y cuando la situación se complica ya no tanto. También hemos recurrido a métodos más novedosos, el outsorcing de servicios, la deslocalización, y toda una larga serie de soluciones creativas para pagar menos impuestos.
INSUFICIENTE. Nada, que no llegamos, seguimos en el rojo, y evidentemente sabemos lo que viene después, esas interminables reuniones en las que intentamos, y digo intentamos porque nunca conseguimos, convencer a la plana mayor de que la que tenemos encima lo mismo tiene algo que ver con el color de los resultados.
Pero la pregunta es: ¿podríamos hacer algo más? ¿se nos escapa algo? Siempre nos queda esa sensación aunque nadie nos lo diga.
¿Miramos fuera de España? Tampoco es necesario, miremos esas empresas que ya se han tenido que batir el cobre fuera de nuestras fronteras, Telefónica, Banco Santander, o que vienen de fuera, Siemens, Microsoft, Vodafone, ¿ qué tienen en común?
Son conscientes de la importancia que tienen los espacios que ocupan para su negocio, pero no sólo a nivel de costes, que todo sea dicho, en la mayoría de las empresas es el segundo coste más importante, sino a nivel de imagen, productividad de sus empleados, relación con sus clientes, y un largo etcétera de aspectos capitales para la compañía.
Estas compañías no han dudado en emprender grandes cambios en lo concerniente a sus espacios de trabajo para ganar en competitividad reduciendo su segundo mayor coste y aumentando a la vez la productividad de su capital humano, ¿Se puede pedir más? ¿Es eso posible?. SI, es tan sencillo y a la vez tan complicado como tratar los espacios de trabajo como un activo más, no como la caja que los contiene.
"Si queremos dar un giro a la situación de nuestra compañía, actuemos sobre los grandes costes".
Tan descabellado no será cuando Repsol y BBVA van por el mismo camino, ¿no os parece?
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